EL PESIMISMO DE LA ESPERANZA

"El Intercambio" es la última propuesta de Clint Eastwood, en realidad, la penúltima puesto que en nada se estrenará "Gran Torino". Resulta increíble ver como un hombre de su edad consigue ofrecernos tantas grandes películas con tan poco tiempo de preparación. Y "El Intercambio" no es una más, sino una de las mejores.

La historia está basada en un hecho real y nos sitúa en los años 20, donde Christine Collins, madre soltera, descubre al regresar de su trabajo como operadora telefónica que su hijo de nueve años ha desaparecido. Lo denuncia ante la policía y empieza una minuciosa e infructuosa búsqueda hasta que cinco meses después, aparece otro niño que asegura ser su hijo y la policía le entrega el niño. Christine, aturdida por los fotógrafos, los reporteros y la policía, acaba llevándoselo a casa a pesar de saber que no es su hijo. Cuando insiste en seguir buscando a su verdadero hijo, la policía se niega a colaborar, una mujer no se enfrenta al sistema y sobrevive para contarlo. A pesar de un departamento de policía corrupto que cuestiona su salud mental y de un público escéptico deseoso de ver un final feliz, Christine no deja de buscar respuestas.

Y como en casi todas sus últimas películas Eastwood sigue dándonos las respuestas que no queremos oir, respuestas que excarvan en lo más inmundo de nuestro ser que hacen por ello sus películas más reales y dolorosas como ya ocurría en "Mystic River" o "Million Dollar Baby".

La puestas en escena como en todas las películas del director está cuidada hasta el mínimo detalle, desde el vestuario a la fotografía, desde el montaje a la actuación. Especialmente destacable por sorprendente (al menos para mi) resulta el esforzado trabajo de Angelina Jolie que borda su personaje como la madre coraje de la historia y que está espléndida en cada gesto y matiz de su voz, haciendo del todo justificada su nominación a los Oscars de este año. Unos premios que injustamente se han olvidado de muchos otros aspectos destacables del film que igualmente lo merecían y es que la película es practicamente perfecta. Sólo se puede poner como pero el estirado final que son varios en uno y que alarga el metraje innecesariamente.

Eastwood nos sacude violentamente con una historia que empieza con un melodrama al uso y que poco a poco se va transformando en un thriller negro de difícil digestión. Lo paradójico de la película es que se trata de una historia terrible y pesimista sobre la esperanza. La esperanza de una madre que busca a su hijo, la esperanza de un mundo mejor, la esperanza del fin de la corrupción y el crimen, la esperanza de que Eastwood nunca deje de hacer buen cine.

U.C. (Daniel Farriol)